Quiero montar un negocio. Esa es la frase que marca el pistoletazo de salida de cualquier emprendedor.
Pero claro, hay que seguir tomando decisiones y pasar a la acción, para que no se apague ese fuego que se acaba de encender.
Una de las más importantes decisiones que marcará tu negocio es si vas a crear un autoempleo o por el contrario vas a crear una empresa, pues el resultado de esta reflexión lo cambia todo…
Me he decidido: quiero montar un negocio
Genial, ya has dado el primer paso, pero debes responder un montón de preguntas antes de seguir adelante.
No es tan sencillo. No se trata de poner un negocio y ver qué pasa. No consiste en pensar que no vas a cagarla jamás y que todo el mundo estaba deseando que montases tu negocio para comprarte todo lo que vendes. No funciona así.
Qué quieres
Es muy importante que te plantees qué quieres. No te hablo de tu negocio, sino de tu vida. El negocio debe ayudarte a conseguir lo que quieres en la vida, ¿entiendes? No me refiero a objetivos mundanos, como el típico «quiero montar un negocio para ganar mucho dinero». Voy más allá.
¿Para qué piensas utilizar ese dinero? ¿Cómo te imaginas tu vida a partir de que tu negocio empiece a dar los resultados que esperas?
A lo mejor te parece una gilipollez, pero te recomiendo que pienses de este modo. Es como el sitio a donde te diriges con tu negocio, como una referencia, como un faro que te guía.
Qué vas a dar
Tienes que dar algo a cambio de lo que pides al mundo. Has de equilibrar la balanza.
Recuerda cuando pensaste «quiero montar un negocio». Pues reflexiona lo siguiente: tienes que dar respuesta con tu negocio a alguien que haya decidido «estaría dispuesto a pagar por…». Esos puntos suspensivos son tu verdadero negocio.
Cuidado. No pienses en un producto o servicio. Este juego no va de eso.
Piensa en una necesidad, o mejor aún piensa en un dolor. Y piensa en cómo calmarlo.
Dale una pensada a lo siguiente: ¿por qué estarías dispuesto a pagar más, por un vaso de agua en un restaurante o por el mismo vaso de agua en el desierto? Es el mismo producto, pero no tienen el mismo valor en cada uno de los casos.
Piensa en vender beneficios, no características. Ya sé que eso te lo habrán dicho un millón de veces. No obstante cuando diseñes tu producto o servicio evalúa qué pierde quien no te lo compra.
Cómo lo vas a hacer
No me gustan los planes de negocio mega elaborados para las pequeñas empresas o autónomos. Retrasan tu lanzamiento.
Prefiero un plan de acción más ejecutivo y práctico, y siempre basado en lo que quiere tu cliente potencial. No en lo que tú supones que quiere, sino en lo que quiere de verdad tu mercado.
Piensa en objetivos y acciones que te permitan evaluar constantemente y corregir rápido y barato, como sugiere Eric Ries en su libro «El Método Lean Startup», cuya lectura te recomiendo.
¿Qué forma adopto?
No voy a entrar en los rollos estos de las formas jurídicas. Esa duda te la puede resolver mucho mejor que yo un asesor de empresas, que además te explicará por qué es mejor una forma u otra.
Yo te hablo de algo mucho más esencial, y es si vas a trabajar para tu negocio o vas a hacer que tu negocio trabaje para ti…
Quiero montar un negocio como autoempleado
Da igual si eliges ser autónomo o una sociedad mercantil. Con autoempleo me refiero a que «echas más horas que Pepe ‘el hijoputa’ en el trampolín de la muerte» (esta frase se la he robado a mi padre, y viene que ni pintada) y tienes la sensación de trabajar para todo el mundo menos para ti: para Hacienda, para tus empleados, para el asesor…
A ver, el autoempleo está bien, siempre y cuando te permita vivir más o menos respondiendo a lo que tú quieres. En el momento en que te atrapa y entras en esa espiral de ir siempre con la lengua fuera… Mal rollito…
Quiero montar un negocio como empresario
Puedes ser empresario individual o sociedad mercantil. Estamos ante el mismo caso que antes, pero en esta ocasión es el negocio en que trabaja para ti.
¿Cómo se hace esto? La palabras mágicas son apalancamiento y escalabilidad.
Apalancamiento viene de hacer palanca, es decir que aplicando un esfuerzo la palanca multiplica la fuerza transmitida, desarrollando un mayor trabajo. Por ejemplo, el marketing de afiliación te permite apalancar el esfuerzo que hayas podido hacer en desarrollar un producto.
Escalabilidad se refiere al crecimiento de tu negocio, es decir de cuánto puede crecer con la mínima inversión. Piensa en cómo diseñar un blog para que sea escalable para tu negocio, por ejemplo. Si en tu blog publicas tus ofertas (o de afiliados), éstas permanecen y puedes promocionarlas cada vez que quieras, y puedes generar ventas sin tener que publicarlas cada vez. Ya están ahí.
Además, combinando estas dos palabras mágicas obtienes un negocio que trabaja para ti, que no necesita tu presencia constante para generar ingresos.
Quiero montar un negocio, quiero que sea rentable y quiero poder irme de vacaciones sin que eso signifique que el negocio sufra. ¿Piensas así? Pues ya sabes lo que tienes que hacer…